martes, 14 de abril de 2009

Hedwig and the angry inch



Ayer estuve viendo Hedwig and the angry inch, un musical chiquito y rebelde que muestra el camino que recorre Hedwig, una rockera transexual que nació y creció en la Alemania dividida, para conocerse a sí misma.

La historia y la descripción del personaje de Hedwig son interesantísimas. Es de esas películas que te hacen vivir miles de cosas juntas en una hora y pico. Se mezclan una banda de sonido súper rockera, adolescentes llenos de hormonas, historias de un amor más allá de todo, frustraciones, ideas, reflexiones que te hacen llorar, o llorar de risa, o los dos llantos juntos, o llorar de ver a Hedwig tan real y tan cerca, con su fuerza y su sensibilidad de los que sufrieron todo pero siguen adelante y yo la veo y me muero de ganas de estar con ella y abrazarla. Hedwig es una hermosura.

La escena en la que está durmiendo desnudo (todavía es hombre) entre unos escombros y conoce al que va a ser su marido, un soldado americano, es de las mejores que vi en estos tiempos.

Visualmente, la peli es increíble. Las luces, los decorados, los dibujos animados que intervienen los relatos de Hedwig y los cambios de vestuario y maquillaje son muy lindos de ver. Las canciones son muy rockeras, y hay alguna baladita o un country, todas me gustaron, tienen buenos arreglos y letras interesantes.

Qué lindo que haya musicales como este.

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